Confianza en sí mismo:
Arriesgarse en clase y actuando delante de la audiencia enseña a los y las estudiantes a confiar en sus ideas y habilidades. Esta seguridad la utilizarán en prácticamente cada aspecto de su futuro.
Imaginación:
En un mundo adicto a la tecnología, el teatro proporciona una oportunidad para decisiones creativas, pensar nuevas ideas e interpretar de diferentes formar expresivas que son la esencia del drama.
Empatía y Tolerancia:
Actuar roles de diferentes situaciones, épocas y cultura fomenta la compasión y tolerancia hacia otras personas.
Cooperación y colaboración:
El teatro combina las ideas y habilidades originales de las personas participantes.
Concentración:
Jugar, practicar y actuar permite a enfocarse en la mente, cuerpo y voz que ayuda en otras áreas de la vida incluida la escuela.
Habilidades comunicativas:
El teatro mejora la expresión verbal y no verbal de ideas. Mejora la proyección de la voz, articulación, la soltura del lenguaje y un discurso persuasivo.
Resolución de problemas:
Los y las estudiantes aprenden a comunicar el quién, qué, donde, cuando y por qué de la audiencia. La improvisación ayuda a pensar rápidamente soluciones, lo que llevará a una gran adaptabilidad en la vida.
Diversión:
El teatro aporta juego, humor y risa al aprendizaje; y esto mejora la motivación y reduce el estrés.
Confianza:
La interacción social y el riesgo en el teatro desarrolla confianza en sí mismo, en otros y en el proceso.
Memoria:
Ensayar y actuar las palabras, movimientos y entradas fortalece sus habilidades como un músculo.
Conciencia social:
Leyendas, mitos, poemas, historias y juegos utilizados en el teatro enseñan a los y las estudiantes acerca de los problemas y conflictos sociales de culturas del pasado, presente y alrededor del mundo.
El gusto estético:
Participar y ver teatro aumenta el aprecio por esta forma de arte. Es importante criar una generación que entienda, valore y apoye el lugar del teatro en la sociedad.